Friday, April 9, 2010

Un correazo para China

En Comunión

Por Issac Miguel

Un correazo para China

“Los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los situados en los lugares más altos son los más inútiles.” (Paul Mason)

Hace ya muchos años, allá en mi tierra natal, leí en un periódico local un artículo acerca de la vida social de los chinos en nuestros países latinoamericanos. Cuando el periodista hablaba de “chinos”, se refería a ciudadanos de todo el Asia oriental: japoneses, chinos continentales, chinos de Taiwán, vietnamitas, camboyanos, coreanos de las dos Corea y otros habitantes de esa parte del globo terráqueo.
Las características de estas personas, el ciudadano común las describe como gente de ojos “alagartados”, el pelo lacio, no muy altos y hay otro peculado principalmente en el sexo femenino y que la gente con morbo dice que las chinas tienen “la criatura” atravesada.
Decía el distinguido periodista Silvio Herasme Peña en ese artículo que los chinos no eran personas sociales. Decía que los chinos no visitan personas que no fueran de su raza, no comen en restaurantes con otro tipo de comida al igual que no hacen ningún tipo de negocio con otros ciudadanos que no sean chinos.
Los chinos que conocí en mi país, la mayoría eran persistentes jugadores. Eran enfermos con el juego. Recuerdo que cerca de la universidad donde estudiaba, había una cafetería china que vendía un sándwich de huevo con jamón muy bueno y barato que lo hacía acompañar de un jugo de naranjas naturales exprimidas frente al cliente. Regularmente el nacional chino que atendía el lugar era el propietario, teniendo como empleado otro coterráneo de su misma raza haciendo los quehaceres de limpieza. Un día que me tocó desayunar en el lugar antes de asistir a clases, noté que el empleado atendía los clientes y el que me suponía era el dueño del negocio lavaba las vasijas sucias.
Pregunté a Chon, como se llamaba el patrón del lugar, el por qué estaba fregando los platos y el que debía de hacerlo estaba en el frente; me dijo que ya él no era el jefe. Había perdido la cafetería jugando con su empleado la noche anterior.
Millones de habitantes de esa zona de La Tierra emigran anualmente a otros países, siendo sus metas anheladas los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. El pueblo chino siempre ha estado subyugado, antes de Mao y después de la muerte de éste. Se dice que China es la primera economía del mundo, pero a sus ciudadanos se lo está llevando el mismísimo diablo. Un grupo de oligarcas dizque comunistas hacen lo que le viene en gana. China ha alcanzado esa fama gracias a la fabricación de chatarras que inundan los países de occidente. Millones de habitantes de estos países se rompen la ropa, tiran el grito al cielo y dicen miles de malas palabras cada vez que compran un objeto “Made in China” y al poquito tiempo tienen que tirarlo a la basura.
No sólo son los electrodomésticos lo que son problemáticos, sino que hay que tener buenos ojos para comprar cualquier producto alimenticio que venga de esos lugares. Esa gente le importa poco echarle veneno (el caso de las pastas de dientes, pintura tóxica en juguetes,…etc.) a cualquier producto de exportación con la sola idea de hacerse más ricos. No me acusen de anti-chino, no lo soy ya que tengo admiración por ese pueblo, pero en la prensa mundial no es raro que salgan a diario noticias de productos hechos en Asia que han sido alterados ó que no reúnen las normas sanitarias para ser consumidos.
Los chinos no visitan los restaurantes de otras etnias, pero sí hay que ir a comer su comida aunque usted vaya en media hora al baño con una diarrea producto de consumir comida saturada de ácido glutámico, ingrediente prohibido en la cocina norteamericana pero que a los chinos les importa un comino.
Ellos no son tontos, tienen su moneda con un falso valor porque saben que si sus productos suben en el mercado norteamericano, miles de estas industrias explotadoras se van a pique. ¿Quién va a comprar un televisor chino si otro de mejor calidad sólo va a costar algunos dólares extras? Se lo dejo de tarea.

“El mayor de nuestros enemigos suele ser nuestro propio carácter.” (Bottach)

La semana pasada fue la Semana Santa. Todavía el viernes pasado, o sea viernes santo, muchas personas ni se daban cuenta que estaba transcurriendo la Semana Mayor. Esta tradición cultural para muchos y celebración de la muerte y crucifixión de Jesucristo para la mayoría, pierde cada día más seguidores. Mucha gente ya no está en eso. En nuestros países latinos se espera la semana santa para abrir el 20% de todas las cervezas que se consumen en todo el año. Se ha demostrado, que el 70% de la población toma esta semana como unas vacaciones de primavera y no como un recogimiento religioso.

Sucedieron muchas cosas interesantes la semana pasada. En la República Dominicana miles de personas recorrieron ciento y pico de kilómetros para protestar por un contrato que hizo el gobierno de esa nación con la compañía canadiense “termita o comején” llamada Barrick Gold. Un contrato en que hubo mucho cabildeo entre funcionarios y congresistas del gobierno dominicano, ex funcionarios norteamericanos y los linces y gatos barcinos de la transnacional canadiense.
Otras “chupa sangre”, la Chevron y la Texaco, fueron privilegiadas con una orden de una corte internacional para que el gobierno de la República de Ecuador tenga que pagar cerca de 700 millones de dólares a estos “pulpos” petroleros.
Estas dos compañías tienen más dinero que muchos países juntos. Financiaron una campaña de descrédito contra el gobierno de Ecuador y sorpresivamente, muchos medios hispanos, apoyaron el reclamo de estas tropas “chupa sangre” contra el derecho de Ecuador de defenderse de estos monstruos depredadores.

Este rebullo insolente comenzó cuando hace una década, 30,000 pobladores de la Amazonia interpusieron una demanda contra la Chevron y sus aliados por la contaminación causada por la petrolera en la selva ecuatoriana. La demanda es por miles de millones de dólares. Como los pobres indígenas ecuatorianos no tienen el dinero que tiene la Chevron para lograr que los tribunales dicten una sentencia en su favor, estoy seguro que todos esos pasquines, panfletos, carteles de anuncios y demás basura que suelen llamarse periódico; no han dicho esta boca es mía en apoyo a los indígenas que reclaman indemnización por el daño hecho en la selva del Amazona, el pulmón del mundo.

La Chevron, un vampiro que se ha metido a todos los norteamericanos (incluyendo el gobierno de Obama) en el bolsillo al igual que todas las compañías petroleras, sabe que puede perder el caso contra los pobladores de la selva. Ellos quieren usar esta orden de una corte en La Haya para que Ecuador medie en el conflicto. La Chevron le dice a Rafael Correa, te suavizo el pago si tranquiliza a tus indios. Todo el que conoce al presidente ecuatoriano sabe que este pleito va para largo y Correa tiene la correa preparada para darle varios correazos a estas “vampiros”.

Una semana ante, Quito había rechazado las exigencias del gobierno de China para poder explotar y limpiar todo el basurero que habían dejado las multinacionales norteamericanas. China pretendía que Ecuador le diera una garantía económica como contrapeso de la inversión que se pudiera hacer en los yacimientos petroleros del país sudamericano. El presidente Correa agarró de nuevo su correa y le dio varios correazos a los chinos y los mandó para su casa.

A nosotros los que estamos esperando que el mango se madure, y caiga, ya que no tenemos escalera para subir a la mata y agarrarlo pintón; nos está llevando el mismísimo Lucifer. Por lo menos, tenemos alguien que tiene buena correa para meterle varios correazos por la parte que más le duela a los que siempre nos han explotado.

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