Friday, January 8, 2010

Afganistán, un pandemonio activo

En  Comunion
Por Issac Miguel

Se dice que si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro (Sun Tzu).


“Hay un país en el mundo” es un poema escrito por el poeta nacional dominicano Pedro Mir a mediado del siglo pasado donde expresaba el descontento de la población dominicana con el gobierno dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo Molina y Chevalier quien gobernó el país por treinta años.

Hay otro país en el mundo donde las cosas no se saben donde llegarán y que le ha dado dolor de cabeza por años a las dos súper potencias mundiales. Le dio por donde más le dolió a los rusos, y le está dando mucha agua de beber a los Estados Unidos y sus aliados.

Antes de los rusos, Afganistán era un país de gente que le interesaba dos cosas, la producción de opio y la cría de cabras y ovejas en los terrenos montañosos que cubren el 75 por ciento del país. Los afganos se conformaban con eso. Me refiero a la mayoría de la población que vivía pastoreando sus rebaños en las laderas de las montañas perfumadas por el desagradable olor de los chivos padrotes (no hay nada que hieda más que un chivo en celo) y la flor de la amapola.

Todo cambia a partir del 1978 cuando los comunistas tomaron el poder con apoyo de la antigua Unión Soviética. Las guerrillas islámicas comenzaron a darle dolor de cabeza al gobierno. Los rusos no estaban muy contentos con la situación, y sin pensarlo dos veces, se deciden ordenar y organizar el gobierno afgano con una invasión.

A Occidente no le cayó bien la intervención rusa en el país asiático. Fue tanto el coraje de los aliados que el presidente Carter autorizó boicotear los Juegos Olímpicos del 1980 como medida de rechazo. Los rusos se convirtieron en los seres malignos. Los Estados Unidos y sus aliados dieron luz verde a la financiación de las guerrillas islámicas como medida de presión a los soviéticos para la pronta desocupación del país.

Estos hechos no provocaron la salida de la Unión Soviética de Afganistán. Lo que realmente provocó la salida del imperio invasor en ese entonces del país asiático fue lo difícil del terreno y la consistencia de la guerrilla. Tras 9 años de de conflictos, los rusos tomaron sus tanques y se fueron de allí en 1989.

La salida de los soviéticos lo que hizo fue agravar la guerra civil llevándose el premio de guerra los talibanes y su régimen de terror. Los cuervos terminarían por sacarles los ojos a sus dueños.

Todos sabemos, aunque sea un poquito, lo que ha pasado en Afganistán después del derrumbe de las torres gemelas en la ciudad de Nueva York. Los seis millones de refugiados en las fronteras con Irán y Pakistán han sido escuelas de terrorismo. Debido a estas incertidumbres políticas, la mayoría de la población afgana sufre de insuficiencia de comida, vestido, vivienda y atención médica mientras la región se tiñe con sangre.

El presidente Obama ha marcado con el número uno de su agenda este conflicto regional. Mientras tanto, el consumo y producción de opio, ha subido en un 60% la dependencia de este rublo.

Parece que esto va para largo. El dinero que se debe invertir para reactivar la economía americana se está esfumando en las montañas afganas con olor a chivo y amapola.

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