Thursday, January 14, 2010

Haití: Desgracia en el país que pasó de ser el más rico al más pobre

En Comunión

Por Issac Miguel


Haití: Desgracia en el país que pasó de ser el más rico al más pobre

“Bien poco enseñó la vida a quien no le enseñó a soportar el dolor.” Arturo Graf

Siempre hay un antes y un después en nuestras vidas. Lo que marcó el límite en lo que fui y soy fue cuando empecé a leer las obras de Juan Bosch. Antes leía lo que mi madre me regalaba. Por lo regular eran obras donde la ficción y lo novelesco prevalecían sobre la verdadera historia. Los libros de Julio Verne, ( 20,000 leguas de viajes submarinos fue el que más me gustó); la Fábulas de Samaniego, El Cid Campeador, la novela Enriquillo de Manuel de Jesús Galván y Los Tres Mosqueteros eran partes de los libros que adornaban mi pequeña biblioteca cuando era muchacho. Aunque veo muy fantasiosos los libros citados anteriormente, les agradezco el haberme ayudado a introducirme en las obras de Bosch. Ahí comenzó el después de mi vida.

Este escritor, historiador, ensayista, cuentista y político intelectual; me enseño muchas cosas de Haití. Aprendí que este país fue el más próspero de las Indias Occidentales, muy por encima de colonias tan ricas en oro y plata como México y Perú. Fue el primer estado en alcanzar su independencia en el Nuevo Mundo después de los Estados Unidos y testigo de la revolución más sangrienta de América.

El 3 de junio de 1790, en la ciudad de Saint-Pierre (la misma que las lavas del volcán Mount Pelée en 1902 mataron 29,000 personas excepto dos hombres) en la isla de Martinica; los blancos, en su mayoría franceses o descendientes de ellos, salieron a la calle a matar los negros y mulatos. Dieron muerte a 14 y detuvieron a centenares de ellos (Bosch: De Cristóbal Colón a Fidel Castro, Pág. 384). Esto trajo como consecuencia que los mulatos del interior de la isla se rebelaran contra las autoridades y marcharan sobre la ciudad a la que tomaron a mediado del mes de agosto.

Todos los comerciantes blancos fueron metidos en dos embarcaciones y mandados a Francia. Los mulatos tomaron el control de la isla.

Con la llegada de la noticia a Francia, dos mulatos ricos nacidos en Haití decidieron volver a su país a pesar de la prohibición que tenían de regresar a la colonia francesa. Vincent Ogé y su amigo Fleury, como se llamaban los acaudalados haitianos, viajaron a su cuna; Fleury vía Burdeos y Ogé navegó a Inglaterra de donde pasó a los Estados Unidos para finalmente ir a la colonia.

Los fines del levantamiento que emprenderían Ogé y Fleury era forzar a los blancos grandes y pequeños a reconocer el derecho de los mulatos a participar en el gobierno de la colonia. Por la mente de ambos, nunca llegó la idea de una revolución, pero encendió la chispa aunque Ogé fue a la horca junto a un hermano el 21 de febrero de 1791 luego de ser entregado por las autoridades españolas, en el otro lado de la frontera, a los blancos de Haití.

Los líos no terminaban y por ello, los blancos y mulatos firmaron el tratado de Damien a finales de octubre de ese año. Besos y abrazos entre ellos hasta que las elecciones se aproximaron a Port-au-Prince. Un decreto llegado desde París hizo que los blancos rompieran con los acuerdos de Damien para convertir en ilegales las elecciones en la ciudad hoy destruida por un terremoto el 12 de enero del 2010.

La libertad de los esclavos en Haití se produjo el 29 de agosto de 1793 por orden del gobernador francés Sonthonax. Esa era la forma de tratar de mantener el control de Francia sobre su colonia. Muy tarde porque desde el norte Toussaint Louveture, Jean-Francois y Biassou venían como carros sin frenos sobre la ciudad de Puerto Príncipe.

Durante la revolución haitiana, se quemaron miles de hectáreas de cafetales y cañaverales; 800 ingenios azucareros fueron destruidos y hubo miles de muertos entre negros, mulatos y blancos. Todo esto para que nuestro vecino Haití se declarara independiente del imperio francés.

El pasado 12 de enero, miles de haitianos y muchos ciudadanos de otros países perdieron sus vidas bajo los escombros que dejó el terremoto. De lo que fue el país más rico de la América debajo del Río Grande en el siglo 18 destruido por una revolución a ser el más pobre en el siglo 21 y destruida su capital por un fenómeno natural; se podría hasta pensar que la tierra haitiana se alimenta con sangre. Seamos solidarios con el pueblo haitiano en este momento de dolor.

issacjm@hotmail.com

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