Tuesday, January 26, 2010

Haití: Cuando las flores no se abren

Por Issac Miguel


“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero.” Refrán indioamericano.

Cuando estaba en la “edad del pavo” siendo muchacho, una vez surgió un rumor que las islas Hispaniola, Puerto Rico y algunas de las Antillas Menores iban a desaparecer del mapa sucumbiendo en la Fosa de Milwaekee localizada un poco al noroeste de las Bahamas. El temor invadía a los habitantes de esa zona. Recuerdo que muchos que tenían dinero para poder hacerlo, viajaron a Miami y otras ciudades norteamericanas para evitar ser presa de la etacombe.
En esos tiempos estudiaba en un colegio bautista, y como humano, el temor me invadía. Una profesora que tuve llamada Juanita Taveras me tomó de un brazo para sentarnos en un pupitre y explicarme que Dios había prometido no castigar el mundo con otro diluvio universal. La profesora Taveras me convenció que no debería sentir temor por las cosas naturales. También me dijo que el rumor era mentira. Eso me tranquilizó bastante.
Con los temblores de tierra que han azotado Haití desde el pasado 12 de enero, el mismo temor que una vez sentí cuando muchacho, es el temor que sienten la mayoría de los habitantes de la isla Hispaniola. Las fuertes réplicas que se han sentido luego del desastre natural de la semana pasada, han hecho que vivos y negociantes del dolor ajeno, hagan “su agosto” (buen negocio) a costa del sufrimiento de miles de haitianos que cada día vemos en la pantalla de nuestro televisor.
La cadena CNN hizo un buen papel a principio de la catástrofe haitiana. Pero los “vivos” se dieron cuenta que podían hacer dinero e inmediatamente se hicieron cargo del canal y lo que era un servicio noble se ha convertido con el tiempo en un flaco servicio a los que queremos saber más de la realidad haitiana.
La situación calamitosa de Haití es vieja, desde los tiempos de la caída de Jean Claude Duvalier. Los viejos militares duvalierista se quedaron con el ejército haitiano y le hicieron un servicio flaco al pueblo haitiano al tratar de evitar que Jean Bertrand Aristide hiciera un buen gobierno.
El desastre de la semana pasada ha recrudecido la calamidad y la violencia en las calles de Puerto Príncipe. Lo que era la capital de ese país caribeño hoy en día es pura ruina. La rehabilitación del país es un reto a las potencias mundiales ya que ese país queda en “La Frontera Imperial” del mundo como Bosch le llamó al Mar Caribe.
Los organismos internacionales deben evitar que con las ayudas que fluyen hacia el vecino país, surjan nuevos supermercados, bodegas ó que la mayoría de las cosas que se donen se queden en el bolsillo de los funcionarios y militares del gobierno haitiano.
Hay que poner atención a los vivos ya que ellos son capaces de dejar morir de hambre al que lo necesita. Es mucho el dinero y las contribuciones que se darán al pueblo haitiano. Es por ello que todas esas instituciones fantasmas que surgen después del terremoto hay que doparlas y pasarlas por el colador. Ojo con esto.
Se deben penalizar todas esas cadenas de radio y televisión que se prestan para hacerles el juego a todos esos delincuentes disfrazados de Madre Teresa, ya que de cada veinte dólares que usted dona, según estudios, sólo llegan siete a las víctimas. El resto, a los bolsillos de los vivos sinvergüenzas y los supuestos artistas que le hacen el juego.

issacjm@hotmail.com

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