Friday, May 14, 2010

Un gran infierno en un pueblo chiquito

En Comunión
Por Issac Miguel

Tomar un volante en el oeste de Michigan es lo mismo que manejar en un pandemonio. Las calles y carreteras están llenas de malos conductores. Los inspectores encargados de aprobar la licencia de conducir, o están ciegos y mudos, o se meten una vaina para hacerse los locos. No creo que todos los chóferes que pululan en las calles de esta parte del estado hayan pasado por el colador de la Secretaría de Estado.


A mí no me lo han contado. Yo tengo mis propias malas experiencias y gracias a los muchos años con el guía en la mano, no he tenido accidente alguno.

El lunes pasado venía por la calle Hall de este a oeste aquí en Grand Rapids. De pronto, de una de las calles que acceden a la vía que transitaba, salió una señora conduciendo una Van y hablando por un celular. Tuve que tocar varias veces la bocina para que la mujer se diera cuenta de que se estaba comiendo una luz roja. Ella frenó de repente, exhibió una sonrisa de oreja a oreja y creo que me gritó algunas malas palabras. O sea, yo fui el culpable.

Los periódicos nos traen a diario muchas noticias fatales. Las mayorías por causa de conductores atrevidos. Violan las luces rojas de los semáforos. Cuando usted llega a una luz roja y ésta está destellando (flashing), se debe parar, mirar para todos los lados y luego con precaución pasar. Para ellos las señales de “Pare” no existen y las zonas donde viven niños, para ellos son pistas de carreras.

Una de las razones principales de este tránsito tan caótico es culpa del celular. Desde mediano de los años 90, manejar un vehículo de motor se ha convertido en un sorteo de lotería, el día menos pensado tiene un accidente de tránsito. En muchos estados se ha prohibido el uso del celular mientras se tenga un guía en las manos. Aquí en Michigan eso está por verse.

Lamentablemente entre estos malos conductores hay muchos inmigrantes. Y ellos no dejan atrás el celular. No es lo mismo usted montarse en un burro o una mula que tomar un timón en sus manos. A la mula y al burro usted le grita “sooo” y se paran. A los vehículos usted no le puede hablar como si fueran robots ni puede utilizar espuelas en vez del acelerador.

Sabemos que un ama de casa, si el marido está trabajando, debe llevar los niños a las citas médicas, ir al mercado, a lavar la ropa y otros asuntos cotidianos. Eso está bien de que la mujer ayude al hombre, pero hacerlo respectando las leyes.

Es la segunda vez que nos quejamos del tránsito en el oeste de Michigan. Las cosas siguen iguales desde aquella vez que lancé improperios sobre las autoridades. Se está haciendo poco para educar a los conductores del estado. Se arreglan las calles que conviene políticamente a las autoridades, las de los barrios pobres, nananina. El City Hall de Grand Rapids y ciudades aledañas está lleno de “botellas” y empleados de cuellos blancos. Muchos figureros pero poca concentración en las cosas importantes que deben regir en una ciudad.

issacjm@hotmail.com

No comments:

Post a Comment